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Cuando se busca tener una buena salud cardiovascular, no se debería subestimar el papel de los ácidos grasos omega-3. Se sabe que EPA y DHA contribuyen al funcionamiento normal de nuestro sistema cardiovascular y corazón, entre otras funciones, por lo que puede resultar lógico pensar que reduce el colesterol.

Por desgracia, estas afirmaciones no están del todo respaldadas por la ciencia como se anuncian y promocionan. Entonces, ¿tiene algún beneficio el omega-3 EPA y DHA en la reducción del colesterol?

En este nuevo artículo daremos respuesta a esta cuestión en base a la evidencia científica actual. ¡No te lo puedes perder!

¿Qué es el colesterol?

El colesterol es una molécula necesaria para los seres vivos. Se sitúa en las membranas celulares, donde determina su función.1,2

Imagen procedente del libro "ANATOMÍA Y FISIOLOGÍA HUMANA de ELAINE N. MARIEB, R.N., Ph.D., Holyoke Community College. NOVENA EDICIÓN"

Además, es precursor de otras moléculas importantes como las hormonas esteroideas (andrógenos, estrógenos, progestágenos, gluco y mineralcorticoides), ácidos biliares o la vitamina D.3

¿Por qué tengo el colesterol alto si no consumo grasas?

El colesterol puede proceder de dos fuentes: “exógena” si es aportado mediante la dieta, o “endógena” cuando es sintetizado por las células de nuestro hígado (hepatocitos). Aparte de producirlo, el hígado también se encarga de eliminar su exceso a través de las heces o los ácidos biliares, aunque esta capacidad va disminuyendo con la edad.4,5

Siempre hemos escuchado que “conviene reducir el consumo de colesterol”, pero es necesario saber que aproximadamente solo el 15% del colesterol procede de la dieta. ¡El otro 85% lo produce el hígado!

Esto significa que el colesterol que produce nuestro cuerpo es el que más influye en los niveles en sangre. Por este motivo, el tratamiento de los niveles de colesterol altos (hipercolesterolemia) se centra en limitar esta síntesis endógena.

¿Cómo se distribuyen las grasas en el organismo?

Las grasas que consumimos a través de la dieta son absorbidos en el intestino delgado para pasar a la sangre. Sin embargo, para emprender su viaje por el torrente sanguíneo deben “unirse” a proteínas formando lipoproteínas, que constituyen su “vehículo de transporte”.

La clasificación de lipoproteínas depende del tipo de grasa y proteína de la que se compongan, pero nos vamos a centrar en dos comúnmente conocidas:

  • HDL (“colesterol bueno”). Las lipoproteínas de alta densidad o HDL transportan el colesterol hacia el hígado desde los distintos tejidos del cuerpo con el objetivo de eliminarlo.
  • LDL (“colesterol malo”). Las lipoproteínas de baja densidad o LDL transportan el colesterol desde el hígado hacia el resto de los órganos y tejidos.

Illustration of LDL and HDL Cholesterol, their components, and how they behave in the blood stream. Fuente: https://medmovie.com/

Cuando hay un exceso de LDL, el colesterol que transportan se oxida ocasionando inflamación en el endotelio, la capa de células que reviste los vasos sanguíneos. Este proceso de oxidación favorece su adhesión (unión) a las paredes de las arterias, contribuyendo a la formación de placas ateroscleróticas que pueden obstruirlas o endurecerlas.

Las consecuencias de la formación de placas son los problemas cardiovasculares, como el aumento de la presión arterial o el riesgo de infarto. Factores como un estado inflamatorio crónico o la grasa visceral pueden intensificar este proceso.

Además, la propia inflamación puede modificar el metabolismo lipídico, estimulando el aumento del nivel de triglicéridos o colesterol LDL, causando una mayor acumulación de grasas en el hígado.6

Por este motivo, en las enfermedades inflamatorias crónicas se favorece el proceso aterogénico, ya que el estado pro-inflamatorio:

  • Aumenta los triglicéridos, las LDL y la lipoproteína (a) o Lp (a) (un tipo de LDL).
  • Disminuye de los niveles plasmáticos de HDL.

En este sentido, los ácidos grasos omega-3 EPA y DHA serían capaces de “revertir” estos efectos, mediante la disminución de la inflamación, reducción del estrés oxidativo, y control del metabolismo lipídico.

Diferencias entre el colesterol bueno (HDL) y el colesterol malo (LDL)

Es fundamental comprender la diferencia entre el colesterol HDL y LDL para entender cómo el omega-3 afecta los niveles de colesterol.

Recuerda que el colesterol HDL es el conocido como «bueno» porque transporta el colesterol desde otras partes del cuerpo hacia el hígado, donde puede ser eliminado. Por otro lado, el colesterol LDL es el «malo» ya que lo transporta hacia los tejidos y puede acumularse en las arterias, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares, como se ha comentado anteriormente.7-9

“El omega-3 disminuye el colesterol” ¿Qué dice la ciencia al respecto?

Lo cierto es que los resultados son algo contradictorios y no se puede hacer una generalización, ni tampoco afirmaciones unánimes.10

Los últimos estudios sitúan a la Lp(a) en el punto de mira de la enfermedad cardiovascular. La Lp(a) es una lipoproteína que se encuentra unida a las LDL, se la puede considerar como un tipo de LDL y se sabe que aumenta el riesgo de aterosclerosis y trombosis.

DOI: 10.1039/D2NA00883A

Existe una fuerte asociación entre niveles elevados de Lp(a) y HF (Hipercolesterolemia Familiar). Cerca de un 40% de las personas con HF también tienen una Lp(a) elevada (superior a 50 mg/dL).

En esta línea, en un estudio de este mismo año han observado una disminución significativa de la frecuencia de eventos cardiovasculares adversos tras el tratamiento con EPA. Esta disminución es especialmente notoria en sujetos con valores basales de Lp(a) superiores a 50 mg/dL.11

Es decir, aunque el omega-3 EPA/DHA no disminuya directamente los niveles de Lp(a) u otros marcadores como el colesterol LDL, sí que reduce el riesgo de enfermedad cardiovascular.

¿Puedo tomar Omega-3 con colesterol alto?

Esta pregunta solo puede responderse a nivel individual, especialmente con la ayuda de un profesional de la salud cualificado. Este determinaría si podrías beneficiarte de la suplementación y/o contemplar algún otro ajuste dietético o en tus hábitos.

¿Cómo tomar Omega 3 para reducir el colesterol malo?

En base a las recomendaciones de la EFSA y la evidencia clínica, resulta lógico optar por fuentes que aporten una combinación de EPA y DHA para brindar beneficios completos. Estas fuentes pueden ser:

  • Alimentos: pescados azules de tamaño pequeño
  • Fuentes concentradas de nutrientes: complementos alimenticios de aceite de pescado o algas concentrados en omega-3.

El “problema” de las estatinas

En pacientes con hipercolesterolemia es común el tratamiento con estatinas. Estas pueden proceder de fuentes dietéticas como la levadura de arroz rojo (monacolina K) o tratarse de medicamentos propiamente dichos (atorvastatina, lovastatina u otras).12,13

Estas moléculas limitan la función de la enzima responsable de la síntesis de colesterol en el hígado, es decir, el de origen endógeno.14

Fuente: Research Gate

Sin embargo, uno de los efectos adversos menos conocidos de las estatinas es su capacidad para disminuir los depósitos de Coenzima Q10 (CoQ10) en el organismo.15

El déficit de CoQ10 tiene como consecuencia una mayor producción de radicales libres (estrés oxidativo), que pueden derivar en degradación de tejidos y provocar dolor muscular. Por ello, es común recomendar CoQ10 en tratamiento concomitante con estatinas. La CoQ10 garantiza la producción de energía celular y la protección frente al daño oxidativo, necesarios para el correcto funcionamiento y regeneración de los tejidos y órganos.16

Como ejemplos de fuentes de CoQ10 están el pescado azul o las vísceras, como el hígado. Sin embargo, en ciertos casos como en edad avanzada, presencia de síntomas como fatiga o dolor muscular y/o tratamiento con estatinas, se recomienda la suplementación.

Por este motivo, en Puro Omega ofrecemos suplementos que combinan los ácidos grasos omega-3 junto con Coenzima Q10: Ubiquinol y Ginkgo Complex.

¿Cuándo comienzo a notar los efectos del Omega-3 que reduce el colesterol?

El tiempo que se necesita para notar los efectos de la suplementación con omega-3 puede variar de una persona a otra. Algunas personas pueden experimentar cambios en los perfiles lipídicos dentro de unas pocas semanas, mientras que otras pueden requerir varios meses. La consistencia en la suplementación y la adherencia a un estilo de vida saludable son factores clave para lograr resultados óptimos.

¿Por Qué el Omega-3 Reduce los Triglicéridos y Otros Factores de Riesgo Cardiovascular?

Los ácidos grasos omega-3 tienen múltiples efectos beneficiosos sobre los factores de riesgo cardiovascular.

Además de reducir los niveles de triglicéridos, se ha demostrado que tienen propiedades antiinflamatorias, ayudan a regular la presión arterial, mejoran la función endotelial y reducen la formación de coágulos sanguíneos. Estos efectos combinados ayudan a mantener las arterias sanas y flexibles, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares.17-32

Se ha demostrado que sólo cantidades elevadas de omega-3 EPA y DHA (3 g/día) producen un descenso significativo de la presión33,34. Las cantidades de pescado que habría que consumir para obtener estas dosis efectivas son tan elevadas que en la práctica sólo se alcanzan mediante el consumo de suplementos concentrados en omega-3 EPA y DHA.

Conclusión

En resumen, aunque no existe una evidencia sólida que avale el uso de los ácidos grasos omega-3 en la reducción de los niveles de colesterol, especialmente el comúnmente conocido como “malo” o LDL, sí que puede afirmarse que promueven la salud cardiovascular general.

Además, el riesgo cardiovascular asociado a ciertos factores catalizadores de la aterosclerosis puede disminuir con la suplementación con omega-3. Estos beneficios se deberían a su capacidad para disminuir el riesgo de trombosis, inflamación y estrés oxidativo, que se suman a sus propiedades hipolipemiantes y antihipertensivas.

Referencias

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  2. Saavedra, O. M., et al. (2012). ColestRevista Mexicana de Ciencias Farmacéuticas43(2), 7-22.
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  4. DiNicolantonio, J. J., & O’Keefe, J. H. (2018). Open heart5(2), e000871.
  5. Navarro, V., et al. (2009). Rev Esp Obes7(6), 360-84.
  6. Horton, J. D., et al. (2002). The Journal of clinical investigation109(9), 1125-1131.
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  11. Szarek, M., et al. (2024). Journal of the American College of Cardiology.
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  13. Barbagallo, C. M., et al. (2015). Frontiers in Cardiovascular Medicine2, 22.
  14. Stancu, C., & Sima, A. (2001). Journal of cellular and molecular medicine5(4), 378-387.
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  34. Morris, M. C., et al. (1993). Circulation88(2), 523-533.
Alicia Uceda Marín

Bioquímica especializada en Calidad, Higiene y Seguridad Alimentaria. Responsable técnico (Quality & Regulatory) y miembro del equipo de Asesores científicos en BEPS BIOPHARM. Autor colaborador en Puro Omega y Sociedad Española de Salud de Precisión (SESAP).

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