Los omega 3 cumplen un rol fundamental en la salud de nuestro cerebro siendo parte estructural del mismo en gran cantidad.
Aproximadamente el 60-65% de los lípidos totales del cerebro son ácidos grasos poliinsaturados y de este porcentaje más del 85% está constituido por el ácido docosahexanoico o comúnmente llamado DHA (35-40%) y por el ácido araquidónico o ARA (40-50%).
Siendo el DHA uno de los principales ácidos grasos de la familia de los omega 3, cumple funciones vitales en la estructura y función de nuestras neuronas.
Los omega 3 actúan como neuroprotectores y gracias a ellos podemos mejorar nuestras funciones cognitivas, así como protegernos de los daños oxidativos y procesos inflamatorios, producidos en general por nuestro estilo de vida y nuestros altos niveles de estrés.
Ser conscientes de que nuestra alimentación es cada vez más pobre en este tipo de nutrientes esenciales y que nuestro ritmo de vida altera funciones digestivas importantes para la correcta absorción de los mismos, nos obliga a revisar los alimentos que elegimos y a considerar un aporte complementario de los mismos.
El impacto positivo que ejercen en nuestro cerebro es una realidad, observándose en estudios que suplementar con omega-3 ayuda al desarrollo de una mayor plasticidad cerebral y un mayor nivel de sinapsis y conectividad entre las neuronas. Además de potenciar la memoria y reducir las posibilidades de sufrir depresión.
En la actualidad nuestros mares presentan demasiada contaminación, y esto hace que muchos de los pescados azules que consideramos saludables, no lo sean tanto, pues el hecho de que contengan altas concentraciones de mercurio y dioxinas, nos obliga a evaluar riesgo/beneficio.
No obstante, la suplementación con omega 3 de alta calidad y concentración, con estudios de control realizado por laboratorios independientes son una excelente alternativa para garantizar a nuestro cerebro el aporte diario para mantenerse saludable.
Referencias:
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